C. Venezuela, septiembre 25 de 1966

Sra. Adolfina Pino
Laguna de Piedra,
Viñales, P. del Río

Mi querida madre:
Es mi deseo que estés bien al igual que mis hermanos y demás familiares. Yo bien, gracias a Dios.
Tal vez esta carta no llegue a tiempo, pero aunque la recibas dos o tres días después, ella lleva un mensaje de felicitación por tu cumpleaños.
Cincuenta y siete años has vivido, tiempo que no ha sido en vano, pero tiempo que no volverá a estar a tu disposición. Los años que te quedan por vivir yo no lo sé, ni tú lo sabes tampoco, pero sí es sabido que te traerán grandes oportunidades, que si sabes mirarlas desde que están en futuro y aprovecharlas cuando lleguen al presente, no tendrás que lamentarlas perdidas cuando estén en el pasado, de donde no podrán regresar.
Hay quienes viven cada instante como queriendo escapar de ese presente, pues desean algo mejor en sus vidas, pero no lo buscan porque posiblemente ni sepan qué cosa es eso mejor que desean. Si tú fueras niña, casi seguro soñarías con una linda muñeca u otros juguetes que te hicieran sentir contenta. Si fueras una jovencita, pensarías entonces en un príncipe azul que colmara todas tus ilusiones. Si tuvieras 20 ó 30 años, tus ambiciones serían más sensatas; te preocuparía el esposo, los hijos, el bienestar hogareño y otras mil cosas, pero siempre con deseos de algo más que no acaba de llegar.
Mira si es verdad lo que te digo, que todo lo que has alcanzado en la vida no te ha llenado a plenitud; y aquellas otras cosas que no pudiste alcanzar en los años de fuerza y juventud, es casi seguro que tampoco lo logres en el tiempo de la vejez. Entonces ¿para qué seguir cada noche, cada mañana y cada tarde en la misma rutina que no te dará más de lo que te ha dado hasta el presente? ¿No crees que todo lo material que te traiga el futuro dejará en ti el mismo vacío, o sea, la sensación de que algo te falta? ¿No sabes que la gente rica, cuanto más cosas tienen más quieren y nunca se sienten satisfechas? Es que hay en el alma humana un vacío que con nada de la tierra se puede llenar. El hombre fue hecho en alma viviente para gozar de la presencia de Dios, de la vida eterna y otras muchas bendiciones de las que carece por causa del pecado; eso es lo que le falta al alma, y sólo podrá llenarse ese vacío cuando uno vuelva a la imagen de Dios, a la cual fue creado el hombre al principio. Por eso el apóstol Pablo dijo: «Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra».
Tú pensabas (cuando yo era miembro) que los misioneros no me adoctrinaban por amor, sino por conveniencia, pero ¿pensarás que yo te hablo así por conveniencia también? ¿No sabes que te amo, y por eso deseo que tú disfrutes de lo que yo disfruto? Yo sé que tú no ves como yo veo, ni comprendes como yo comprendo, las cosas espirituales, pero tampoco podrás pensar que trato de engañarte, queriéndote como te quiero. Aunque tú misma no veas la ventaja de hacer un cambio, aunque sea por que te lo pide tu hijo debías hacerlo. Si aprovechas el tiempo que te queda de vida en consagrarte al Señor, en guardar su Palabra, en buscar lo espiritual, yo sé que nunca después te pesará. Si aunque sea al final de tu vida logras echar mano a la vida eterna, no habrás vivido en vano, porque especialmente para eso se viene a la vida una sola vez.
Medita mucho en todo lo que te digo y léeselo a mis hermanos también. Ojalá ellos me comprendan, pero por lo menos compréndeme tú, para que al decirte: «Deseo que pases un año feliz» no sea sólo un deseo, sino una realidad.
Cariños para toda la familia. Te quiere tu hijo,

May. Ventura Luis